Un pase por los Anapurnas


Mientras hice el treking de los Anapurnas, pasando por el collado del Torong-La y cuando el camino nos daba una tregua, aprovechaba para hacer algunas fotografías. Aunque llevaba la 1Dx, algunos objetivos y trípode, no fue un viaje centrado en la fotografía como ya se aprecia en el reportaje. Algunas están hechas con el Samsung Galaxi S7, que se mostró una herramienta más rápida y cómoda en la mayoría de las situaciones. Además, el peso se llega a hacer pesado y el hecho de no poder parar con el tiempo que el motivo pedía, me dejaba una sensación de contradicción. Ahora ya lo tengo claro. No se puede llevar un buen ritmo de marcha y a la vez, hacer grandes fotos.
El trekking alrededor de las montañas más imponentes de la tierra, me dejó un cierto sabor amargo. Había oído hablar tanto. Había visto innumerables fotografías de unos valles perdidos, donde la población autóctona aún vivía como sus antepasados, básicamente de la ganadería, la tierra y el transporte de materiales por tortuosos caminos. Senderos interminables entre grandes riscos y puentes Tibetanos. Supongo yo, que la constante afluencia de visitantes, haciendo diferentes trekings por este territorio ha modificado para siempre la estructura social de la gente que vive allí. La población se ha instalado en los valles principales por donde pasa la ruta de los trekings. Han modificado sus casas para hacer hostales y cada día se hacen de nuevos.


Han modificado el aspecto de estas viviendas, pintándolas de colores llamativos para atraer a los visitantes y al mismo tiempo creando una necesidad de adoptar todo lo que el turista quiere; wi-fi, agua caliente, comidas cada vez más occidentales, habitaciones, calefacción.

La guinda de esta situación es la construcción de una carretera de montaña, que ha dejado el trekking, en tres jornadas de caminar por sendero. Por el resto de las otras 6/10 que aún había tan solo hace 8 años, pasan ya los 4×4 cargados de gente o de materiales que a su vez servirán para modificar aún más el paisaje y el modo de vida de la población local. Aunque la carretera es más bien una pista de montaña, ha sido una fisura por donde está entrando todo lo que no estaba en estas tierras. Nunca mejor dicho, están matando la gallina de los huevos de oro, pues el desengaño era una constante entre todos los que estábamos haciendo el trekking. Y en este sentido, todos somos responsables. Desde los alpinistas, muchos de los cuales hacen de guías para ganarse la vida y seguir en contacto con el país que tanto les ha dado, hasta los turistas y caminadores, que queremos las máximas comodidades, mientras hacemos un trek en los confines la tierra. Pero para los amantes de la montaña y del excursionismo, Nepal sigue siendo un destino de primer orden y muchos de nosotros desearemos ir, al menos una vez en la vida.