Sardegna


Dos islas tan cercanas, la una de la otra y tan diferentes en todo. Y cuando digo en todo, es en todo, excepto en estar bañadas por el Mare Nostrum. Dos nacionalidades diferentes, dos hablas diferentes, dos caracteres diferentes y dos paisajes diferentes. A pesar de estar separadas sólo por el estrecho de Bonifacio, de unos 20 kilómetros, las realidades son, pues eso, muy diferentes. Las imágenes que veréis en la galería, ya captan esta realidad, pero os comentaré algunas de mis impresiones en un breve resumen de cada isla. Sardegna es una isla amable, de playas deliciosas y de un azul turquesa delicado y relajante. La costa Esmeralda, pese a ser la más visitada y edificada, es una cadena de rincones de increíble belleza. En Cala Gonone, en la costa Este, las playas de arena blanca se mezclan con los acantilados marinos configurando una costa abrupta, pero de unas aguas espectaculares. El Parque Nacional de la Madalenna, es el máximo exponente de estas costas. Un rosario de islas e islotes sobre aguas poco profundas de mil colores, conforman uno de los rincones más bonitos del Mediterráneo.
Tierra adentro, el relieve no es extremo y está cubierto generalmente de maquias (bosques bajos de matorral impenetrable). El clima es muy mediterráneo, apreciándose una pluviometría muy ajustada, lo que provoca, que no haya grandes ríos en el interior, siendo una de las grandes diferencias de la Corse. La gente es tranquila, amable y sin prisas y hacen que la estancia sea del todo agradable. En general toda la isla invita a la relajación, la contemplación, el descanso y el contacto inevitable con estas aguas turquesas y poco profundas.
La Corse, es una isla abrupta. Cuenta con picos de alturas importantes (Monte Cinto de 2700 m) y está cubierta en gran parte por bosques que parecen anclados en el pleistoceno, con hayedos y castañares dignos de los rincones más eurosiberianos del continente y con una alta pluviometría que hace que haya varios ríos importantes, llenos de pozas y rincones para el baño, la pesca y el barranquismo.


La costa abrupta, a menudo cae vertical sobre el mar azul oscuro y los desniveles son importantes. Las Calanques de Piana son un increíble salto al mar, creando un paisaje espectacular y conmovedor en tonos ocres. La fauna es más abundante y presente que en Sardegna. Aquí, anida el águila pescadora, el quebrantahuesos, el águila real y otras rapaces ya menores. También la caza de ungulados es abundante. La orografía es increíblemente abrupta y hay numerosos caminos y senderos. En la isla se encuentra el GR20, uno de los senderos de gran recorrido más duro de Europa, que atraviesa la isla en 15 días aproximadamente. Pero la isla, también es muy visitada y está llena de «randonees» de la France especialmente, que hacen que allí donde vayas, encontrarás siempre gente, sobretodo en temporada alta.
La Corse invita a la actividad; caminar, escalar, bicicleta de montaña, barranquismo, y si no, a baños y vistas a puentes, cascadas, ermitas, cuevas donde hay que caminar y estar un poco en forma. Evidentemente, también se puede hacer toda la isla en coche o moto, siguiendo sus tortuosas carreteras, que también tienen su encanto. Así, que si queremos reposar, tomar el sol, bañarse hasta arrugarse y encontrar lugares solitarios, mejor nos vamos a Serdegna, y también, porque no decirlo, si preferimos la cocina mediterránea. Si somos inquietos y nos gusta la actividad, la Corse, es tu isla, donde evidentemente, también nos podemos dar un baño tranquilo en el mar, pero sobre todo en las mil pozas que hay en sus ríos. Pero siempre habrá un mínimo esfuerzo para llegar a estos rincones, que sin duda se ve recompensado, por sus grandiosos paisajes ..